Frente a la necesidad de intervenir de manera eficaz, en los tratamientos de personas con requerimientos especiales se realiza una evaluación detallada que contemple: análisis del consultante y su problemática considerando el contexto social, familiar y escolar en que está inserto.

Durante el diagnóstico, los profesionales trabajan en forma individual con el paciente, delimitando sus características y necesidades de tratamiento desde el ángulo de su especialidad.

Luego, en una reunión clínica, cada profesional presenta los resultados obtenidos, tomándose acuerdo sobre la dirección del tratamiento que el individuo recibirá.

Una vez iniciado el tratamiento en las sesiones cada especialista trabaja individualmente con el paciente, brindándole el tratamiento respectivo.

En forma regular, el equipo se reúne, dirigido por su coordinador, para intercambiar información y observaciones sobre el progreso de la persona en tratamiento y realizar las modificaciones necesarias en los objetivos, metodología, interconsultas, etc; todo ello, con el fin de optimizar el plan de tratamiento.

Toda la información que se genera en este proceso se dirige a los padres y profesores por medio de entrevistas e informes escritos. De esta manera, se podrán enfatizar las sugerencias a los padres en el hogar, y del mismo modo, controlar estas intervenciones en conjunto con los padres.